AQUÍ SE ARREGLA TODO.

Pocas palabras provocan tanto  terror como la palabra presupuesto. Opino que dos tercios de los españoles ni siquiera se molestan en hacer uno.

Presupuestar no sólo requiere de matemáticas, que es bastante desagradable, sino también determinación. Para vivir el día a día siguiendo un presupuesto de gastos, son necesarios  motivación y esfuerzo, y creo que hay momentos en que son necesarios ambos.

El premio a esta motivación y esfuerzo de vivir siguiendo un presupuesto es sentir  más control sobre la propia situación financiera.

No voy a entrar en soluciones  para ahorrar del tipo “ir al trabajo patinando”, en vez de ir en coche, XD!  Este es un post realista!!!  Aunque admito que ir en moto o scooter  puede ser una propuesta interesante…. Entiendo que tú conoces tus gastos y en cuáles de ellos puedes sacar o poner más o menos dinero. Lo único que me atrevo a aconsejarte es: “menos tarjetas de crédito y más cultura financiera”.

Pienso que el concepto que tenemos de presupuesto es erróneo. Tu cerebro emocional responde a la palabra presupuesto de la misma manera que responde a la palabra dieta o rutina del gimnasio. La connotación es casi la misma: privación, sufrimiento, angustia, depresión,…Cuando oímos la palabra dieta nos viene a la cabeza  que pronto pasaremos hambre.

Para combatir ésto trabaja con tu psicología y no contra ella. En lugar de un presupuesto es mejor hacer un plan de gastos.

A diferencia de un presupuesto, un plan de gastos se centra en tus objetivos. En primer lugar, siéntate y piensa en las cosas que más valoras y disfrutas.

Si quieres ir a Nepal , tu objetivo será “un viaje”. Puedes incluso reforzar ese deseo  cambiando el fondo de tu escritorio con un bonito paisaje del Himalaya, por poner un ejemplo. Una vez tengas tu objetivo en la mente, construye un plan para conseguir  esa meta y luego haz  un plan de gastos quitando de aquí  y poniendo allá  para conseguir el dinero para tu viaje.

Sí, en la práctica, un plan de gastos es prácticamente lo mismo que un presupuesto, la diferencia es el enfoque.

La forma en que enfocamos el plan de gastos es crucial para su éxito, aunque creo que la piedra angular es tu conducta, puesto que todo depende de ésta en la administración del dinero. Un plan de gastos se centra en el apoyo a tus objetivos, lo que sugiere que podría tener cierto control sobre tu situación financiera, e incluso una pequeña sensación de control puede ser una gran motivación.

En resumen, si  realmente  estas ilusionado en la meta que te has propuesto, te será fácil recortar gastos secundarios para seguir fielmente tu plan de gastos.

Joan Puyol. “Empresari – Blogger”

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