Esta dura y cruda crisis no la superaremos resistiendo sino reinventándonos, mejorando y abriendo horizontes.
A pesar de que la situación económica que vivimos está haciendo estragos en todos niveles, me niego a pensar en negativo. Es más, soy optimista. No quiero omitir la realidad, simplemente quiero poner más énfasis a una de las consecuencias de este extremo, que es el importante cambio en la actitud, aptitud y/o necesidad emprendedora y de colaboración que aparece como contrapunto a esta situación.

Compromiso es una palabra provocadora y, en la cultura actual, llena de connotaciones negativas. No ha sido siempre así…. En la actualidad y en mi opinión, la “libertad”, entendida como la falta de compromiso, ha acontecido el valor supremo. Actualmente hay mucha gente que entiende el trabajo como una mera contraprestación económica; que se expresaría en algo así: “hago un trabajo por un dinero, y bastante, no me pidas más; que no hago mi horario?”. Podríamos decir que esta persona tiene un vínculo débil, tiene poco compromiso con el trabajo. Pero con ésto la empresa no tiene bastante, al menos para muchos trabajos. La empresa necesita de sus trabajadores un grado de compromiso fuerte, de calidad. Y éste es, en mi opinión, el reto del líder. Se trata, mediante el liderazgo, de transformar este compromiso de forma que sea provechoso para la persona y también, lógicamente, para la empresa. El líder tiene que saber ayudar al trabajador a descubrir la potencialidad de su compromiso. Y ésto se consigue participando en un proyecto ilusionante, en mi caso vendermicochebarcelona.com.

En un proyecto con “significado”, con sentido. No es lo mismo poner ladrillos que hacer una catedral. No es lo mismo trabajar por trabajar (trabajar para poder pagar el recibo de la luz) que hacer algo con sentido, que te ayuda a ser mejor, más persona. No es lo mismo hacer un trabajo por un salario que participar en un proyecto en su doble dimensión: personal (de mejora personal y profesional) y comunitaria, motivadora, de creación de riqueza para la empresa y para la sociedad. Y todos los trabajos tendrían que tener esta potencialidad de mejora personal y comunitaria. Evidentemente, las empresas, y los líderes, que sepan implicar a  las personas, convencerlos para que participen en un proyecto de creación y de enriquecimiento (en la acepción más noble del término), serán las empresas que aguantarán mejor , las que sobrevivirán  en la actual situación. En definitiva serán las empresas  excelentes. O que al menos lo intentarán, que es la primera condición para llegar serlo